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Rota -perdida- salvada

  • Foto del escritor: Rebeca  Suárez ( Becky)
    Rebeca Suárez ( Becky)
  • 7 ago 2020
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 8 ago 2020



Mi infancia  tuvo  mucho  amor sin duda  alguna. Mi mamá me  amaba,  mis hermanos, mis tías, la abuela Juana, en fin un montón de gente que pololeaba en mi vida ,pero también tuvo mucho dolor.  Por  años   fui una  nena y joven muy  sufrida, quizás no para el mundo, pero para mi si. Creo que tan solo saber  que  mi mamá moriría, ya era  lo suficientemente  traumático para  sentirme perdida, en una incertidumbre completa. Desde que tengo memoria a mis  25 años (cuando mami finalmente  murió),  fueron muchos años de agonía, no puedo  explicar  el dolor, el miedo, la tristeza  que sentía. Cada  vez  que  sólo  insinúo  a  Rachel que algún día no estaré, ella  se desestabiliza,  así que entiendo que mi dulce  Rebequita  paso días  horribles y en verdad me da  tristeza solo  recordar como me sentía, con el tema de  Mamá. Recuerdo que había  muchas noches que pasaba  acurrucada en el suelo viendo tan solo si respiraba, me daba miedo que se muriera en la noche. Cuando  creía  que no respiraba, la tocaba hasta que se movía, cuando ella  me veía  me mandaba  a dormir, pero cuando me dormía  muchas noches soñaba que se moría. No eran buenas  noches  para mi. Además del tema de  mami  ,existían otros problemas en casa, el alcoholismo de mi papá era una  espina clavada  en el corazón de  todos nosotros, sobre todo en el de  mami, que era mucho más consciente que nosotros y luchó mucho para superar eso. Dios con el  tiempo tomaría  el control de ese tema y le daría a su hija amada  (mi madre)  años de un  esposo  sobrio y amoroso  para  acompañarla  en el final de su vida. En todos estos momentos  mi  mamá era súper religiosa  y tenía una comunión con Dios que solo en este momento soy capaz  de entender y no sé siquiera, si tengo  la tercera parte  del amor a Dios y la confianza en Él que  ella tenía a nuestro Padre Celestial. En esa  época, en la que por cierto no  podía dormir, comencé a escribir. Pasaba noches  escribiendo, desahogando, siempre ha  sido mi forma de desahogo, tengo en mi poder  cosas que escribí hace más de  36 años. Cuando leo las cosas que escribía  seriamente  entiendo lo mal que estaba , el 90% de mi escritura era deprimente, corta venas sin discusión, me  sentía tan sola y tan triste y Dios no era parte de mi vida en ese momento. Perdón, claramente sí lo era, pero yo no lo sabía. A veces es  difícil escribir sobre  ciertas cosas  el día  de hoy, porque siento que la gente va  a creer que  lo que busco es dar lastima y en verdad no es así, ¿lastima  por qué?, nadie puede  hacer nada por mi YO de esa  época , porque ya no existe , ni la pequeña  Rebequita , ni la adolescente  sufrida y acomplejada, ni siquiera soy la misma personas que  era hace un año, todo lo que escribo es pasado. Sinceramente a esta  altura  de mi vida, me tiene  sin cuidado lo que  quieran creer, estoy segura que cada cual verá  esto que  hoy escribo, en función a su vida y sus necesidades. Mi  meta es que  entiendan que estaba  rota  desde  chica, quizás como mucho de ustedes, por diferentes razones,  pero rota, perdida  y sola, envuelta en mi dolor. Vagué  por años buscando ser feliz , buscando  en lo material  la felicidad primero, cuando lo tuve y no fui feliz, lo busque  en relaciones varias y  ¿adivinen? TAMPOCO FUÍ FELIZ. Después  me dije el amor no es lo mío y me enfoqué en la vanidad, entonces según mi teoría, si me veía  bien seria feliz  y tampoco  fue  cierto. La felicidad  no llegaba , la sensación de soledad me consumía. Si bien Dios viene haciendo apariciones en mi  vida desde mi adolescencia,  cuando  impidió que me quite la vida , creo que mi gran momento con Dios  fue el nacimiento de mi hija , el milagro de la vida de Rachel, dejó en mi la  llama latente de su amor  por mi y de allí para  acá todo es un cuento de amor. Claramente,  tengo carencias, muchísimas, pero mi relación con Dios es  mi gran logro. En este momento de crisis  la  Rebeca del pasado  ya  se habría  vuelto loca, habría perdido la cabeza hace rato al sentir que  perdía el  control de  mi vida, como yo la entendía. Hoy por hoy si bien tengo momentos  grises  y de humanidad  absoluta donde pueden verme  llorar amargarme, incluso  hasta caer, la paz  y la  felicidad que me dan saber que  Dios cuidará  de mi, no tienen  nombre. Por eso hoy solo quiero decirte, que si has estado  rota, si crees que  tu ya no tienes arreglo, si sientes que  eres la oveja  negra de tu familia  y el mundo, no te preocupes. Dios ya sabe todo eso malo que hiciste, incluso  lo que a ti misma te da pena recordar aunque nadie lo sepa, Dios te conoce  porque Él te hizo, Él pensó en ti, Él te dio los dones que  tienes, Él permite  que hoy leas esto porque Él te  está esperando, Dios no ve lo malo de ti, Él conoce lo bueno que hay en ti porque  Él lo puso allí. No temas, ÉL ya te perdonó antes  que  tú siquiera le pidas perdón. Quizás este escrito solo sea una aparición más de  Dios   en tu vida, intentando llegar a ti (como alguna vez lo hizo conmigo) o quizás  te  deje una pequeña llama con la idea latente de si será verdad lo que digo o tal vez , solo tal vez , sea  tu momento de aceptar a Dios. En cualquier  caso seguiré  orando  por ti y estaré  aquí por si me necesitas. Con todo mi amor. Becky

 
 
 

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